lunes, febrero 1

Una semana de frío y hambre en Machu Pichu

Pablo flores, un joven oriundo de San Luis, vivió en un vagón hasta que fue rescatado. Salió con cuatro amigos, dispuesto a recorrer Sudamérica como mochileros. Luego de las intensas lluvias que dejaron sitiado al poblado peruano, pudo volver a San Luis hoy a la tarde.



Cuatro amigos salieron dispuestos a recorrer Sudamérica como mochileros, la idea era llegar hasta la capital del imperio Inca, Machu Picchu.
“Habíamos contratado una excursión de 4 y 3 noches”, contó Pablo Flores a El Diario. Él junto con Mauricio Berardi, Luciano Cammertoni y Federico Arroyuelo llegaron a Aguas Calientes dispuestos a aventurarse.
“El último día nos despertaron a las 3 de la mañana para subir al Machu Picchu a la noche y con la lluvia por unas escaleras empinadísimas”, continuó Pablo con el relato. Luego de subir los 1700 escalones que los separaban de la ciudadela, llegaron y disfrutaron de ella. Pero esa no sería la única aventura que les esperaba en Perú.
Se despidieron de los guías y bajaron a Aguas Calientes para buscar sus mochilas y abordar el tren que los devolvería a la ruta de vuelta a casa. Sin embargo cuando llegaron a estación encontraron un problema. “Nosotros teníamos pasaje para las 5 de la tarde pero nos enteramos de que no había salido ni el de las 2. Porque al mediodía ya se habían roto los durmientes, el rio creció un montón”.
No era una novedad para los chicos ya que cuando llegaron vieron que el río ya estaba perdiendo la calma. "Venía muy fuerte y en mucha cantidad, todo marrón, llegó hasta las vías y aflojó los durmientes". Esa fue la razón que les dieron para no partir.
Más tarde supieron que la crecida también se llevó un puente. Y luego la noticia que encendió más alertas aún: "nos enteramos de que había fallecido una chica".
Después la furia del río se tradujo en desesperación para las personas. "Se armó un descontrol: nosotros quedamos adentro de la estación pero había gente que quería comprar o que tenia los pasajes; pero cerraron las puertas y los de la empresa de trenes no sabían qué hacer", describió el joven la incertidumbre de las primeras horas.
Luego de eso nada cambió demasiado, por el contrario las injusticias cometidas por el gobierno municipal del lugar y por los comerciantes sin escrúpulos, que subían los precios de alimentos y alojamiento, no lograban calmar los ánimos de nadie. Los primeros helicópteros evacuaron a los huéspedes del hostel propiedad del alcalde antes de los ancianos, los enfermos y los niños.
Finalmente el miércoles pasado supieron que el gobierno argentino los sacaría de Perú. El ejército los llevó a Cusco, de ahí a Lima y finalmente un Hércules los trajo al país. Los chicos volvían a San Luis hoy por la tarde.

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