El año próximo se cumplirán cien años de su descubrimiento por parte de un explorador extranjero. Gran afluencia de turistas tras la reapertura
Machu Picchu, la "Montaña Vieja" en lengua quechua, está a punto de cumplir cien años de haber sido descubierta por el explorador Hiram Bingham en 1911. La espectacular ciudadela inca ha sufrido este año lo peor que le podía ocurrir: ser cerrada a los visitantes durante dos meses a causa de las lluvias torrenciales, pero al ser reabierta, el primero de abril, muestra una renovada afluencia turística.
Aquellas trombas de agua caídas a fines de enero fueron tan impetuosas que arrancaron vías del tren, único medioa de acceso a la ciudadela a excepción del Camino del Inca, solo apto para espíritus aventureros pues requiere al menos cuatro días de marcha.
El gobierno peruano rehabilitó al menos la cuarta parte de la vía (28 kilómetros de un total de 102) y el pasado 1ª de abril pudo así reabrir la atracción turística mientras repara el resto de las vías. Ahora el viaje a la mítica ciudadela inca, al menos hasta el próximo agosto, es un engorroso itinerario que comienza en la ciudad de Cuzco, desde donde hay que cubrir dos horas en coche o autobús, más la hora y media que cuesta recorrer los 28 kilómetros de tren, para terminar en otro autobús que transporta en media hora al viajero desde el río Urubamba, causante del desastre, hasta la localidad de Aguas Calientes, desde donde se accede a Machu Picchu.
Y sin embargo, nada de esto parece arredrar a los turistas que desafían una temporada de lluvias inusualmente larga: ese primero de abril, cerca de 1.500 viajeros soportaron la lluvia y el caos y pagaron sus 40 dólares para ingresar en este lugar, una de las nuevas siete maravillas del mundo.
Los profesionales del turismo en Perú hablan de la necesidad de "desmachupizar" la nación y promocionar entre los viajeros otras de las muchas riquezas que atesora este país, pero la realidad es tozuda: de los dos millones de turistas que ingresan en Perú, la mayoría lo hace para ver el famoso monumento; tan es así, que su cierre durante dos meses ocasionó pérdidas cercanas a los 200 millones de dólares sólo en el sector turismo.
GENIO URBANISTICO
La fascinación por Machu Picchu es comprensible porque,: encaramada en unos imponentes cerros que besan las nubes cargadas de agua, la ciudadela inca se encuentra a medio camino entre los agrestes Andes y el bosque amazónico, dentro de la llamada "ceja de selva", y todo alrededor es verde y exuberante.
En ese lugar único y casi inaccesible, los incas levantaron una ciudad para cuya construcción tuvieron que transportar prácticamente todo incluiso la arena, la arcilla y las piedras. De poco les sirvieron las únicas bestias de carga que entonces conocían, las llamas, pues apenas pueden con 25 kilos, por lo que se da por hecho que fueron brazos humanos los que transportaron las toneladas de materiales que hizo falta encaramar hasta las alturas.
Pero lo más difícil fue "desmochar" literalmente un cerro para crear una meseta artificial donde construir una ciudad, y sobre esa meseta dispusieron varias capas de arcilla y arena que dieran estabilidad a sus construcciones.
Cuando la meseta les quedó pequeña, comenzaron a "domesticar" la montaña circundante creando un conjunto de andenes o terrazas donde desarrollar su sofisticada agricultura.
Se sabe que la ciudad no llegó a ser terminada, ya que los españoles llegaron a Perú durante su construcción y los incas no quisieron dejarles ese "regalo".
Se sabe también que sus únicos habitantes fueron los 60.000 trabajadores que construyeron la ciudad durante 60 años, y que supuestamente la iban a destinar a viviendas de la clase noble inca en aquella sociedad tan jerarquizada.
Se cree que la función de Machu Picchu era algo así como ser "cabeza de puente" hacia la zona selvática de los incas, un imperio que logró una formidable expansión en su cortísima vida, como cuenta Edgar Mendívil, arqueólogo cusqueño que ha dedicado gran parte de sus estudios a desentrañar los misterios de la ciudadela inca.
MONUMENTO ETNICO
Machu Picchu es además uno de los pocos monumentos que son "étnicamente puros", como se diría ahora, pues todo el resto de templos o viviendas incas se encuentra modificado por la herencia española o bien se levanta sobre civilizaciones anteriores.
En esta ciudadela se ha rescatado ya un 65 por ciento de la edificación total, como proclaman orgullosos los arqueólogos.
No era la ciudadela un santuario, como a veces se le llama, sino una ciudad multifuncional. Claro que hubo templos y palacios, pero lo que hoy más llama la atención a los turistas es el reloj solar (que marcha las estaciones, más que las horas), el observatorio astronómico o la Casa del Cóndor, donde los incas homenajeaban a su ave sagrada.
Como muchos de los descubrimientos históricos, el hallazgo de Machu Picchu se debió al azar, o al menos así lo quiso contar su protagonista, el explorador Hiram Bingham, un americano nacido en Hawai interesado en disciplinas tan diversas como la geografía, la historia y la arqueología, que llegó a Perú en 1911 en busca de otras metas distintas como las de dibujar la ruta del libertador Simón Bolívar y encontrar la montaña más alta del mundo.
INFORMACION COMPLEMENTARIA
Costos
Los pasajes aéreos desde Buenos Aires a Lima con combinación a Cusco, según las compañías, promedian los 500 dólares.
En Aguas Calientes el costo de una habitación doble de hotel, con desayuno incluido, arranca desde los 120 dólares diarios. En Cusco, la tarifa por esas mismas comodidades parte de los 85 dólares.
Hay paquetes que incluyen los aéreos, dos días en Lima, dos en Cusco y uno en Aguas Calientes con traslado a Machu Picchu, por 960 dólares por persona en base doble.
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