sábado, octubre 30
¿Qué hacer y conocer en Lima, Cusco y Machu Picchu?
Arquitectura, historia y buena comida se mezclan en estos tres destinos peruanos.
Lima, la capital del país, es una invitación al paladar de cualquier turista que va emocionado por conocer los atractivos de la ciudad. Al llegar allá lo recibirá un cielo melancólicamente gris, pero no hay de qué preocuparse: desde hace unos 20 años no llueve en la ciudad debido a las condiciones meteorológicas de la zona.
Se recomienda ir al sector de Miraflores para una caminata, con el océano plateado y frío de fondo y las réplicas de las enigmáticas Líneas de Nasca en sus jardines, así empezará a abrir el apetito. Durante los días de su estadía podrá aprovechar para desayunar muy suave: unas frutas y jugos naturales que servirán para dejar espacio para el almuerzo y la comida.
Para el almuerzo vaya al restaurante El Bolivariano. Allí será recibido con una copa de pisco sour, el coctel peruano por excelencia. De entrada puede ordenar los anticuchos (corazones de res en brochetas), causa de pollo (una especie de puré) y el célebre ceviche peruano. De plato puede pedir un lomo saltado.
Los peruanos recomiendan probar otras delicias de su cocina como las tiritas de carne doradas al wok, aderezadas con cebolla y papas fritas enredadas. Y de postre nada mejor que el 'suspiro de limeña' un plato que combina el merengue, manjar blanco y arequipe.
Si quiere continuar su recorrido gastronómico, diríjase al centro comercial Larcomar y tómese un suave y delicioso café. Por la noche vístase bien formal para ir al restaurante Perroquet, en el Country Club de Lima y uno de los 5 mejores de todo Perú.
Cusco, una joya turística en Los Andes
Mientras continúa disfrutando de la comida, puede tomarse un receso para visitar Cusco, que es como un imán para los turistas por sus restos incaicos, pero también por sus ancestrales artesanías y sus pozas salineras de Los Andes.
Está situada a 3.350 metros sobre el nivel del mar, al sudeste del país. Sus calles empedradas que invitan a recorrerla también son su principal atractivo. La visita a este centro arqueológico vale la pena y los malestares iniciales que siente el visitante debido a la altura son espantados por una taza de mate de coca, un té preparado con hojas de coca y funciona como reconstituyente.
Los que por el malestar prefieren alojarse en otro lugar podrán encontrar una oferta hotelera en el valle del Urubamba, camino a Machu Picchu, donde podrán moverse a 2.700 metros de altura. En este sitio está el río del mismo nombre que atraviesa bosques de eucalipto y campos frutales y cuyo cielo despejado e intenso calor es una invitación a visitarlo en la mayor parte del año.
Otro lugar interesante en Cusco son las salineras de Maras, las cuales están a la salida de Urubamba. Se trata de un conjunto de 3.000 piscinas naturales en las faldas de los cerros, de las cuales se extrae sal para el consumo humano desde tiempo de los incas.
Los comuneros de Maras y Pichincoto se sumergen en las pozas -de la cintura para abajo- para recolectar manualmente los cristales de sal que emergen a la superficie. Extraen hasta 200 kilos mensuales de sal.
Cerca de las salineras se puede visitar el conjunto arqueológico de Moray, compuesto por unas graderías circulares de 50 metros de profundidad, donde los antiguos peruanos investigaban las características de sus cultivos, especialmente tubérculos.
Machu Picchu, destino milenario
La ciudadela inca despierta el respeto de todos los visitantes. En sus ruinas se aprecian la historia y el trabajo dedicado de quienes tuvieron que ver con su construcción. El paisaje, con el cielo azul que corta la montaña en días despejados, es tan impactante que los turistas pueden quedarse por horas admirándolo.
Machu Picchu es considerada una obra maestra de la arquitectura y la ingeniería, y su ola de misterio ha inspirado a miles de personas a publicar literatura sobre el sitio. Para llegar hay que subirse a un tren que tarda dos horas desde Cusco a Aguas Calientes y luego coger un bus que en 45 minutos lleva a Machu Picchu.
De este lugar llama la atención la estructura de piedra, que se encuentra muy bien conservada; la amabilidad de la gente que atiende a los turistas y el hecho de que la mayoría de ellos hablan inglés, pues allá viajan muchas personas de Europa y Estados Unidos.
Es tanta la popularidad de Machu Picchu, que hace fue escogida como una de las siete maravillas de la humanidad, en un concurso que se llevó a cabo a través de Internet y en el que esta joya del Perú tuvo que medirse con lugares como la Muralla China, la torre Eiffel de París (Francia) y la estatua de la Libertad, de Nueva York (Estados Unidos).
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