jueves, julio 14

A pie, por la mejor puerta de entrada a Machu Picchu

La mayoría de los turistas llegan a Machu Picchu en ómnibus, pero existe otra vía para llegar a la ciudadela: el Camino del Inca, una ruta a pie que permite a un grupo de 200 privilegiados al día adentrarse en el mundo andino y conocer su fauna y su flora. Mientras la visita habitual a los populares restos arqueológicos obliga al turista a compartir la experiencia con varios miles de personas, llegar a Machu Picchu caminando se convierte en una experiencia íntima con la tradición andina.

En los cuatro días y 42 kilómetros durante los que se prolonga el Camino del Inca (también existe una ruta alternativa de dos días) el visitante recorre un empedrado centenario que llega a los 4.200 metros de altura, mientras transita por imponentes y solitarias ruinas que aparecen por sorpresa entre la inesperada selva alta de Perú.

Historia

Cuando esta vía comenzó a hacerse popular entre los turistas, a mediados de la década de los setenta, el ingreso era libre y realizar el camino era una dura experiencia destinada a aventureros capaces de sobrevivir en solitario a las frías noches y a la exigente altura de los Andes peruanos. No eran raros los casos de personas que sufrían infartos o eran sepultados por deslizamientos de roca, algo que motivó al Gobierno peruano a establecer desde 2001 un férreo control sobre este camino. En la actualidad, el único modo de ingresar al mismo es a través de alguna de las agencias de viajes que tienen la exclusividad y que se encargan de contratar guías y porteadores que acompañan a los turistas y facilitan el trayecto.

Así, lo único de lo que tiene ahora que preocuparse el viajero es de cargar con algo de agua y poseer un calzado cómodo. De la comida y demás detalles se encargan los prestadores del servicio. La capacidad de los guías es una de las gratas sorpresas del Camino: mientras el turista inicia temprano su ruta, los expertos se quedan atrás levantando el campamento, para luego sobrepasar a todos durante el día y llegar al próximo campamento con el suficiente tiempo para que todo esté listo. Todo esto con sandalias en los pies y bolas de hoja de coca en la boca, una tradición andina a la que se invita a sumarse a los turistas y que habitualmente se convierte en un gran aliado para el esfuerzo diario.

Selva
Además de los restos arqueológicos que se encuentran durante el trayecto, una de las mayores sorpresas que el Camino del Inca reserva al turista es cuando, a inicios del tercer día y tras subir a la cumbre de una de las montañas, se descubre la selva alta o «ceja de selva», una densa vegetación que puebla el paisaje.

Una de las tantas virtudes de esta ruta es la fauna y flora con la que el caminante se encuentra, desde abundantes colibríes y ciervos hasta el más tímido Oso de Anteojos, especie autóctona de la zona. Sin embargo, lo más gratificante de llegar a Machu Picchu a pie es la posibilidad de conocer la importancia de la red de caminos de los Incas, uno de los objetivos a los que el Imperio dio más importancia. Según los expertos, Machu Picchu no era autosuficiente, no había cultivos para las 500 o 600 personas que lo habitaban. Por eso plantean que era un centro político-religioso-administrativo. Ésa es la sensación que uno tiene por primera vez al contemplar Machu Picchu desde el Inti Punko (Puerta del Sol), mientras amanece y tras caminar durante cuatro días por el mismo camino de piedra que hace siglos utilizaron los peregrinos de la que Hiran Bingham bautizó como la «ciudadela perdida de los incas».

Machu Picchu, la ciudad que nunca estuvo perdida


Aunque el norteamericano Hiram Bingham se ha llevado la gloria mundial por haber "descubierto" la ciudadela inca de Machu Picchu, todas las evidencias históricas apuntan a que este famoso sitio arqueológico nunca estuvo perdido.

Bingham ganó fama tras realizar tres expediciones (1911, 1912 y 1915) hacia Machu Picchu, que llamó "la ciudad perdida de los Incas", pero en medio de sus aventuras soslayó los datos históricos que fue encontrando e incluso dejó de mencionar a importantes conocedores de la zona, entre ellos un compatriota suyo.

Este personaje fue Albert Giesecke, un académico norteamericano que con sus 29 años era rector de la Universidad San Antonio Abad del Cuzco y que fue quien le dio las referencias e incluso el nombre de Melchor Arteaga, el campesino que más tarde guiaría a Bingham, un 24 de julio de 1911, hasta las famosas ruinas.

Pero antes de Bingham, que muchos aseguran que inspiró la figura cinematográfica de Indiana Jones, otras personas visitaron el lugar, aunque siempre con la ansiedad de buscar tesoros o mientras realizaban exploraciones mineras o buscaban rutas fluviales hacia la Amazonía.

El más célebre de todos fue el hacendado cuzqueño Agustín Lizárraga, quien llegó a las ruinas e incluso inscribió en el muro de las Tres Ventanas "A. Lizárraga, 14 de julio de 1902", es decir, nueve años antes que Bingham.

Lizárraga realizó las primeras labores de limpieza en las ruinas acompañado por Justo A. Ochoa, Gabino Sánchez y Enrique Palma, pero murió ahogado en el río Vilcanota en febrero de 1912, sin poder reclamar su descubrimiento.

Pero incluso antes que él, ya existieron mapas del siglo XIX en los que se señalaba el sitio de Machu Picchu y, si se retrocede más en el tiempo, los primeros indicios son de 1565, cuando en los escritos del español Diego Rodríguez de Figueroa aparecía con el nombre de "Pijchu".

Muchos de estos datos fueron ofrecidos en el 2003 por la historiadora peruana Mariana Mould de Pease, quien publicó el libro "Machu Picchu y el Código de Ética de la Sociedad de Antropología Americana".
Entre las evidencias históricas, Mould publicó los mapas que prueban que la ciudadela inca había sido conocida en el siglo XIX, y aparentemente saqueada, por el aventurero alemán Augusto Berns.

Esos mapas habían sido hechos públicos como una primicia por el cartógrafo norteamericano Paolo Greer, quien aseguró que Berns era el verdadero descubridor de Machu Picchu, algo que fue rechazado por Mould.

Además, la historiadora reveló que Bingham tuvo entre sus papeles la resolución que autorizó la presencia de Berns en el sitio histórico, y dijo además que el historiador inglés Clemens Markham, que llegó a ser presidente de la Real Sociedad Geográfica de Londres, también tenía mapas en los que figuraba Machu Picchu.
El historiador peruano Carlos Carcelén asegura, por su parte, que Berns se instaló en la región de Cuzco y creó una empresa maderera y de explotación minera en la segunda mitad del siglo XIX, desde donde comenzó a saquear las reliquias de Machu Picchu con el conocimiento del Gobierno de aquel entonces.

Mould también adelantó la existencia de otros mapas fechados en 1870 y 1874, respectivamente, y que considera "una prueba irrefutable de que Machu Picchu estaba totalmente integrado en el Perú republicano".

El mapa de 1870 fue trazado por el estadounidense Harry Singer para promover la inversión minera en la zona, y el de 1874 fue hecho por el ingeniero alemán Herman Gohring por encargo del gobierno peruano y señala claramente a Machu Picchu y a la montaña vecina Huaina Picchu.

Ahora que ha pasado un siglo, y con el pleno reconocimiento mundial, existe consenso en que Bingham no fue el descubridor, pero sí fue la primera persona que supo darse cuenta de la importancia histórica y cultural de la ciudadela que sería considerada una de las Siete Nuevas Maravillas del Mundo.

Tres arqueólogos narran la historia detrás del mito de Machu Picchu

Son los responsables de las investigaciones que se realizan en la ciudad sagrada inca. Dicen que falta mucho por investigar: se ha excavado no más del 20% del complejo.
NELLY LUNA AMANCIO
Enviada especial

Y yo me moriré porque no me basto.
Pero tú vives, Machu Picchu
MARTÍN ADÁN

CUSCO. Todas las mañanas las aves trinan en Machu Picchu. Benjamín Castro, el joven arqueólogo de la ciudad sagrada, las puede identificar por sus sonidos. A esas horas, un manto de nubes baja desde las montañas e impone un paisaje sobrenatural, conmovedor. “Yo me puedo imaginar al Inca Pachacútec caminando con su corte en el Templo del Sol”.

Como la mayoría de cusqueños, Benjamín llegó por primera vez a este lugar con una visita escolar. Tenía 14 años. “En Cusco vemos muchas construcciones de piedra, pero esto nos impresionó”. Tal vez en ese momento, sin saberlo, decidió convertirse en arqueólogo. Benjamín habla despacio, sonríe poco, camina rápido. Conoce cada espacio de Machu Picchu: incluso sus imperfecciones.

Nos lleva hacia un lugar prohibido para turistas y muestra una construcción, cerca del Templo del Sol. “Aquí los incas comenzaron a construir una habitación, levantaron una pared, pero no la terminaron, la ocultaron y construyeron otra sobre ella. Todo indica que hasta ellos se equivocaban”. Eso cree, y asegura que falta investigar mucho más. “Hay cosas que recién estamos conociendo”.

El año pasado los arqueólogos de Machu Picchu excavaron en la zona que Hiram Bingham llamó el cementerio. No encontraron restos óseos sino ofrendas. Se trataba en realidad de una plaza ceremonial. Hasta allí llegaban pobladores de diferentes partes del Tahuantinsuyo y ofrecían una pequeña piedra tallada como ofrenda. “Así se supo que la enorme roca que se encontraba en el lugar no era una piedra de sacrificio, sino una huaca”, explica Benjamín, aunque, unos metros más allá, los guías sigan contando la alucinante historia de los sacrificios humanos que sobre esta roca se habrían realizado.

Recorrer los caminos de Machu Picchu con un arqueólogo residente permite explorar los secretos más íntimos e inaccesibles de la ciudad sagrada de los incas. Una es la historia para el turista, otra la que los arqueólogos como Benjamín cuentan, despercudidos del mito y las exageraciones de la industria turística. El arqueólogo se ríe también cuando los guías colocan una brújula sobre una piedra, cerca del Templo de las Tres Ventanas, y dicen que ese lugar marca con exactitud los puntos cardinales. “Se pasan, eso ni siquiera se ha investigado”.


LA PIEDRA DE PIEDAD
Piedad Champi, la arqueóloga cusqueña residente en Machu Picchu desde el 2007 también ríe. “Algunos guías dan por sentado cosas que apenas se están investigando”. Se refiere a la roca sagrada, esa enorme y bella piedra que mira hacia la cordillera de Vilcabamba, y que los guías llaman maqueta porque su perfil coincide con los picos de montaña.

– ¿Cuánto falta por investigar en Machu Picchu?

– ¡Uy!, bastante.

Pese a los enormes recursos que se recaudan por los ingresos a Machu Picchu y al resto de complejos arqueológicos del Cusco, la inversión en investigación es todavía ínfima. Solo se ha excavado en el 20% de la ciudadela.

En el 2010, de los 40 proyectos financiados por la Dirección Regional de Cultura en toda la región Cusco, solo 20 correspondían a investigaciones arqueológicas. Dos de ellas, en Machu Picchu. Una cifra inadmisible si se tiene en cuenta que en toda la región hay 5.000 zonas arqueológicas. A esto se suma la pesada burocracia estatal. Los últimos días de mayo no había un solo proyecto de investigación arqueológica en marcha: el Ministerio de Cultura aún no aprobaba los financiamientos.

Pero eso no entristece a Piedad Champi. “Es imposible estar triste aquí. Machu Picchu te carga de buena energía, yo sí lo creo, cuando estoy acá no me siento cansada”. Machu Picchu fue construida sobre el batolito de Vilcabamba, una gigantesca roca que une la cadena montañosa que rodea la ciudadela. Las piedras graníticas –como cada uno de los miles de bloques que se usaron para construir esta ciudad– están compuestas hasta en una tercera parte de cuarzo. “El cuarzo es un catalizador de energía”, dice Piedad Champi.


CAMINANTE DE HISTORIAS
Hace 16 años que Fernando Astete recorre los caminos de Machu Picchu con la misma fascinación del estudiante de arqueología que la visita por primera vez. Si hay alguien que puede andar en la ciudad inca con los ojos vendados, es él. “Creo que hasta podría dibujarla de memoria”, precisa el jefe del parque arqueológico, el jefe de Piedad y Benjamín.

Astete está convencido de que Machu Picchu era un centro administrativo, político y religioso, con plazas, canchas, centros ceremoniales, huacas, depósitos, zonas agrícolas y viviendas. Ocho caminos incas atravesaban esta ciudad cuya construcción la inició Pachacútec y continuó su hijo Túpac Yupanqui. “Si la catedral del Cusco se hizo en 100 años, y ya estaban las piedras, mucho más se habrán tardado en levantar Machu Picchu”.


¿Qué queda de lo dicho por Hiram Bingham? “Solo los nombres de los lugares, porque sus hipótesis han cambiado radicalmente. Él decía, por ejemplo, que los hermanos Ayar habían salido por el Templo de las Tres Ventanas”. Fernando Astete sonríe. Y es que de Machu Picchu se ha dicho y escrito mucho. Él, Benjamín y Piedad lo saben. Hace ya unos años se dijo, por ejemplo, que la ciudad se estaba hundiendo. Vinieron entonces italianos, canadienses, chinos, checos, eslovenos. Cada uno trajo su tecnología y sus profesionales. Al final, descartaron esa posibilidad. El batolito de Vilcabamba estaba firme e incólume. La perpetuidad yace en estas piedras.

10 lugares más enigmáticos de Machu Picchu


stando en Machu Picchu hay ciertos lugares y monumentos por los que no debes dejar de pasar. Estos lugares son especiales, pues han hecho de la ciudadela una de las maravillas del mundo. El Comercio hizo una interesante lista sobre esto.
1. El torreón
Es uno de los trabajos más finos de piedras de Machu Picchu. Mide tres metros de altura y se encuentra construido sobre un bloque de granito. Se dice que fue una especie de templo consagrado a la observación astronómica.
2. El templo de las tres ventanas
En lo más alto de la plaza sagrada se encuentra el grupo más importante de templos. Ahí se encuentra el templo de las tres ventanas, una construcción con tres “ventanas” de forma trapezoide, desde las cuales se tiene una maravillosa vista de las montañas.
3. Intihuatana
Es uno de los lugares más conocidos de Machu Picchu. Se trata de una piedra labrada a la que se ha atribuido funciones de reloj solar. Su nombre significa “lugar donde se amarra el sol o donde se da bien el sol”. Algunos estudios dicen que esta piedra controlaba algunos fenómenos meteorológicos relacionados con la fertilidad del ganado y de los apus.
4. La roca ceremonial
Es un monolito considerado como un objeto de culto. Se halla frente a las grandes montañas del lugar. Es un monumento tan perfecto que parece no haber sido hecho por la mano del hombre.
5. Recinto de los morteros
Es una habitación donde se encuentran dos fuentes de piedra. Estas eran utilizadas en ceremonias, pues en ellas, que estaban llenas de agua, se reflejaba el cielo.
6. Ave de piedra
Uno de los monumentos más singulares. Se trata de una piedra en forma de alas extendidas. Frente a ella hay una fuente con una piedra tallada en forma de cabeza de ave.
7. La entrada al bosque
Entrar a la Reserva Ecológica de Machu Picchu es uno de los mejores espectáculos de este viaje. Una mezcla de la más impresionante selva y cordilleras andinas. Los visitantes se quedan anonadados al ver este paisaje y eso que aún no han visto nada.
8. Caminos entre nevados
Uno de sus mayores atractivos científicos es la diversidad de pisos ecológicos, que van desde los 1.700 m.s.n.m. hasta los 6.271 m.s.n.m. El punto más alto es la impresionante cumbre del nevado Salcantay.
9. Rutas de Piedra
Tomar rutas alternas, de pie, es otra de las mejores experiencias del viaje a Machu Picchu. Una de ellas es el famoso Caminos del Inca, por donde los antiguos habitantes llegaban. Durante este trayecto se pasa por bellos complejos como el de Huiñay Huayna.
Otra ruta es bajar desde el nevado Salcantay, entrando poco a poco en la selva. Al final de este camino encontramos construcciones incas de piedras cubiertas por la naturaleza.
10. Residencia real
Es la construcción destinada a vivienda más grande y con mejor distribución de todo Machu Picchu. Tiene una puerta de acceso a la fuente principal y al Templo del Sol. Tiene habitaciones con grandes monolíticos y piedra excelentemente labrado. Además, incluye in cuarto de servicio con una puerta que accede a un canal de desagüe. Tiene una terraza con una vista excepcional de Machu Picchu.