martes, julio 26

Reserva de Ingreso a Machupicchu

Para realizar el ingreso a Machupicchu desde tu país con tu tarjeta de crédito, solo tienes que ingresar a www.machupicchu.gob.pe , escoger el lugar a visitar : MACHUPICCHU, Y seleccionas las ruta ciudad inka Mapi si estarás solo 1 día en Machupicchu, pero si tienes la oportunidad de pernoctar en Machupicchu te recomiendo la opción Mapi-Huayna 7:00am (en esta opción podras visitar Machupicchu y ascender al Huaynapicchu desde donde se logra obtener una vista espectacular de todo el Valle de Machupicchu y tomarse fotografías. Luego escoges la fecha que deseas viajar e indicas la cantidad de visitantes y le das click en el segundo paso.

En el segundo paso ingresas tus datos personales y le das click en el terncer paso, aceptas las condiciones, verificas tus datos y le das click en generar reserva.

Finalmente te botará un códigoque te servirá para efectuar tus pagos con tarjeta de crédito.

Consultas: machupicchumagico@hotmail.com / Web Site: www.machupicchumagico.com

viernes, julio 22

Aprueban nueva ruta de ingreso de turistas a ciudadela Machu Picchu

Con esta iniciativa pretenden solucionar los inconvenientes presentados por el incremento inusual de visitantes al centro arqueológico.
Si los resultados llegan a ser favorables, esta vía será habilitada para el ingreso de visitantes a la maravilla del mundo.
La Dirección Regional de Cultura del Cusco informó que se trata de la ruta Machu Picchu - Huayna Picchu - Templo de la Luna, con capacidad para 400 turistas por día.Microprograma de Machu Picchu: La ingeniería del Inca| RPPDescubriendo Machu Picchu: siguiendo la ruta de la ciudadela| RPPConozca los secretos de Machu Picchu| RPP
400 visitantes
por día podrán acceder por la ruta Machupicchu- Huayna Picchu-Templo de la Luna.
La Dirección Regional de Cultura del Cusco puso en servicio una nueva vía de acceso a la ciudad inca, se trata de la ruta Machupicchu- Huayna Picchu-Templo de la Luna, con una capacidad de ingreso de 400 visitantes por día.

Con esta iniciativa se espera solucionar los inconvenientes presentados por el incremento inusual de visitantes al centro arqueológico que cubrieron la capacidad de carga establecida en estricto cumplimiento del Plan Maestro del Parque Arqueológico y la recomendación de la Unesco.

Actualmente, los especialistas de la Dirección Regional de Cultura realizan estudios de densidades en la ruta: montaña Machupicchu- Intipunku, ingreso por el kilómetro 104. Si los resultados llegan a ser favorables, esta vía será habilitada para el ingreso de visitantes a la maravilla del mundo.

La institución cultural acorde con los avances tecnológicos cuenta con las herramientas para cumplir las recomendaciones realizadas por la Unesco en resguardo de la capacidad máxima de 2 mil 500 visitantes por día, señalaron.

La institución pone a su disposición además la página web: www.machupicchu.gob.pe para que las agencias de turismo, operadores de turismo y público en general, pueda informarse adecuada y oportunamente respecto a la venta de boletos para evitar contratiempos.

Lea mas noticias de la región Cusco.


Machu Picchu atrajo a otros "descubridores" antes que a Bingham

La casi inaccesible geografía del santuario inca de Machu Picchu fue conocida por más de un occidental antes de que el 24 de julio de 1911 llegara el explorador estadounidense Hiram Bingham y la proclamara al mundo como su más grande descubrimiento.

"Bingham llegó a un lugar que estaba ocupado, que era conocido", señaló a dpa el arqueólogo Luis Guillermo Lumbreras.

El explorador bautizó a Machu Picchu como la "ciudad perdida de los incas", nombre con el que la promocionó pero que no era fiel a su historia. Para los investigadores actuales, esta ciudadela nunca estuvo perdida y los misterios que se tejieron a su alrededor los han ido desenredando con estudios científicos.

"Este sitio fue saqueado por todos durante la colonia. Después vinieron varios hacendados. Nunca estuvo deshabitado ese lugar. Cuando llegó Bingham quedaban dos campesinos a cargo y había un propietario, Agustín Lizárraga", afirmó Lumbreras, ex director del Instituto Nacional de Cultura.

La imponente construcción inca del siglo XV se alza a 2.450 metros sobre el nivel del mar en la selva del departamento de Cusco, en el Perú. Se encuentra entre precipicios, ríos sinuosos y una vasta vegetación.

Al estadounidense le tomó seis días acceder por primera vez a este lugar desde la ciudad andina de Cusco. Actualmente, cubrir este trayecto toma unas cuantas horas en tren sumadas a la conexión de un autobús.

La historiadora Mariana Mould de Pease ha seguido las huellas de alemanes, ingleses, italianos y franceses que visitaron Machu Picchu antes que Bingham. Muchos de ellos llegaron a la zona por el proyecto ferroviario en el valle del río Urubamba y se relacionaron con los pobladores locales, quienes los llevaron a conocer "las huacas del inca", nombre con el que se conocía al santuario en esa época.

"Augusto Rodolfo Berns era un alemán dueño de la compañía explotadora de las \'huacas del inca\'. Su finalidad era exportar a Alemania (antigüedades), aunque no sabemos si lo llegó a hacer o no", dijo a dpa Mould de Pease, gestora de la "Colección Franklin Pease G.Y. para la historia andina del Perú".

Berns publicó en 1887 folletos para buscar inversionistas para su proyecto donde adjuntó mapas en los que señala la ubicación de "las huacas del inca". El cartógrafo Paolo Greer fue quien entregó un fragmento detallado del mapa a la historiadora.

Antes, en 1877, el alemán Hermann Göhring había sido el encargado de publicar la expedición a Paucartambo del fallecido coronel Baltasar La Torre, donde se anexó un mapa con el nombre de Machu Picchu.

En 1878, el ítalo-peruano Antonio Raimondi publicó un mapa del valle del Urubamba para la Sociedad Geográfica de Lima, donde estaba incluida la ciudadela. Dos años más tarde, el viajero francés Charles Wiener escribió el libro "El Perú y Bolivia. Relatos de viaje", donde también adjuntó un plano.

Ya en el siglo XX, el explorador alemán Georg von Hassel elaboró en 1904 un mapa de su primera expedición al lugar, con el que su compañero de viaje Carl Haenel enfrentó mediáticamente a Bingham en 1916, aunque el estadounidense dijo desconocer el trabajo de los alemanes.

En 1910, el inglés Clements Markham publicó un informe sobre las exploraciones arqueológicas y empresariales que hicieron peruanos y extranjeros en la zona donde se indicaba en un mapa la ubicación de Machu Picchu, lugar que conocía desde años atrás.

Sin embargo, para Lumbreras, el rol de Bingham fue más allá que el de los anteriores visitantes: "Yo le reconozco dos contribuciones muy importantes: el lanzamiento mediático del monumento arqueológico porque se publicó en una revista de circulación mundial, \'National Geographic\' ( en abril de 1913), y el componente científico de su expedición, pues vino con un equipo de geólogos, geógrafos, expertos en metales, botánica, etc...".

Según Mould de Pease, "Bingham fue el primero en manejar toda esta información (científica) para comunicarle al mundo la existencia de Machu Picchu", aunque lo haya hecho de manera "sesgada, imparcial, diciendo que nadie sabía en el Perú de esto".

Bingham llegó al país auspiciado por la "National Geographic" y la Universidad de Yale junto a una misión científica. Esta expedición a las ruinas esculpidas perfectamente en piedra le dio fama mundial.

Pero a pesar de que el 24 de julio se considera la fecha oficial del hallazgo de Machu Picchu, el gobierno peruano adelantó las celebraciones al 7 de julio, fecha en la que se designó al santuario como una de las nuevas maravillas del mundo en 2007. La modesta ceremonia para homenajear al primer destino turístico del Perú incluyó conciertos de la peruana Tania Libertad y del grupo chileno Los Jaivas.

jueves, julio 14

A pie, por la mejor puerta de entrada a Machu Picchu

La mayoría de los turistas llegan a Machu Picchu en ómnibus, pero existe otra vía para llegar a la ciudadela: el Camino del Inca, una ruta a pie que permite a un grupo de 200 privilegiados al día adentrarse en el mundo andino y conocer su fauna y su flora. Mientras la visita habitual a los populares restos arqueológicos obliga al turista a compartir la experiencia con varios miles de personas, llegar a Machu Picchu caminando se convierte en una experiencia íntima con la tradición andina.

En los cuatro días y 42 kilómetros durante los que se prolonga el Camino del Inca (también existe una ruta alternativa de dos días) el visitante recorre un empedrado centenario que llega a los 4.200 metros de altura, mientras transita por imponentes y solitarias ruinas que aparecen por sorpresa entre la inesperada selva alta de Perú.

Historia

Cuando esta vía comenzó a hacerse popular entre los turistas, a mediados de la década de los setenta, el ingreso era libre y realizar el camino era una dura experiencia destinada a aventureros capaces de sobrevivir en solitario a las frías noches y a la exigente altura de los Andes peruanos. No eran raros los casos de personas que sufrían infartos o eran sepultados por deslizamientos de roca, algo que motivó al Gobierno peruano a establecer desde 2001 un férreo control sobre este camino. En la actualidad, el único modo de ingresar al mismo es a través de alguna de las agencias de viajes que tienen la exclusividad y que se encargan de contratar guías y porteadores que acompañan a los turistas y facilitan el trayecto.

Así, lo único de lo que tiene ahora que preocuparse el viajero es de cargar con algo de agua y poseer un calzado cómodo. De la comida y demás detalles se encargan los prestadores del servicio. La capacidad de los guías es una de las gratas sorpresas del Camino: mientras el turista inicia temprano su ruta, los expertos se quedan atrás levantando el campamento, para luego sobrepasar a todos durante el día y llegar al próximo campamento con el suficiente tiempo para que todo esté listo. Todo esto con sandalias en los pies y bolas de hoja de coca en la boca, una tradición andina a la que se invita a sumarse a los turistas y que habitualmente se convierte en un gran aliado para el esfuerzo diario.

Selva
Además de los restos arqueológicos que se encuentran durante el trayecto, una de las mayores sorpresas que el Camino del Inca reserva al turista es cuando, a inicios del tercer día y tras subir a la cumbre de una de las montañas, se descubre la selva alta o «ceja de selva», una densa vegetación que puebla el paisaje.

Una de las tantas virtudes de esta ruta es la fauna y flora con la que el caminante se encuentra, desde abundantes colibríes y ciervos hasta el más tímido Oso de Anteojos, especie autóctona de la zona. Sin embargo, lo más gratificante de llegar a Machu Picchu a pie es la posibilidad de conocer la importancia de la red de caminos de los Incas, uno de los objetivos a los que el Imperio dio más importancia. Según los expertos, Machu Picchu no era autosuficiente, no había cultivos para las 500 o 600 personas que lo habitaban. Por eso plantean que era un centro político-religioso-administrativo. Ésa es la sensación que uno tiene por primera vez al contemplar Machu Picchu desde el Inti Punko (Puerta del Sol), mientras amanece y tras caminar durante cuatro días por el mismo camino de piedra que hace siglos utilizaron los peregrinos de la que Hiran Bingham bautizó como la «ciudadela perdida de los incas».

Machu Picchu, la ciudad que nunca estuvo perdida


Aunque el norteamericano Hiram Bingham se ha llevado la gloria mundial por haber "descubierto" la ciudadela inca de Machu Picchu, todas las evidencias históricas apuntan a que este famoso sitio arqueológico nunca estuvo perdido.

Bingham ganó fama tras realizar tres expediciones (1911, 1912 y 1915) hacia Machu Picchu, que llamó "la ciudad perdida de los Incas", pero en medio de sus aventuras soslayó los datos históricos que fue encontrando e incluso dejó de mencionar a importantes conocedores de la zona, entre ellos un compatriota suyo.

Este personaje fue Albert Giesecke, un académico norteamericano que con sus 29 años era rector de la Universidad San Antonio Abad del Cuzco y que fue quien le dio las referencias e incluso el nombre de Melchor Arteaga, el campesino que más tarde guiaría a Bingham, un 24 de julio de 1911, hasta las famosas ruinas.

Pero antes de Bingham, que muchos aseguran que inspiró la figura cinematográfica de Indiana Jones, otras personas visitaron el lugar, aunque siempre con la ansiedad de buscar tesoros o mientras realizaban exploraciones mineras o buscaban rutas fluviales hacia la Amazonía.

El más célebre de todos fue el hacendado cuzqueño Agustín Lizárraga, quien llegó a las ruinas e incluso inscribió en el muro de las Tres Ventanas "A. Lizárraga, 14 de julio de 1902", es decir, nueve años antes que Bingham.

Lizárraga realizó las primeras labores de limpieza en las ruinas acompañado por Justo A. Ochoa, Gabino Sánchez y Enrique Palma, pero murió ahogado en el río Vilcanota en febrero de 1912, sin poder reclamar su descubrimiento.

Pero incluso antes que él, ya existieron mapas del siglo XIX en los que se señalaba el sitio de Machu Picchu y, si se retrocede más en el tiempo, los primeros indicios son de 1565, cuando en los escritos del español Diego Rodríguez de Figueroa aparecía con el nombre de "Pijchu".

Muchos de estos datos fueron ofrecidos en el 2003 por la historiadora peruana Mariana Mould de Pease, quien publicó el libro "Machu Picchu y el Código de Ética de la Sociedad de Antropología Americana".
Entre las evidencias históricas, Mould publicó los mapas que prueban que la ciudadela inca había sido conocida en el siglo XIX, y aparentemente saqueada, por el aventurero alemán Augusto Berns.

Esos mapas habían sido hechos públicos como una primicia por el cartógrafo norteamericano Paolo Greer, quien aseguró que Berns era el verdadero descubridor de Machu Picchu, algo que fue rechazado por Mould.

Además, la historiadora reveló que Bingham tuvo entre sus papeles la resolución que autorizó la presencia de Berns en el sitio histórico, y dijo además que el historiador inglés Clemens Markham, que llegó a ser presidente de la Real Sociedad Geográfica de Londres, también tenía mapas en los que figuraba Machu Picchu.
El historiador peruano Carlos Carcelén asegura, por su parte, que Berns se instaló en la región de Cuzco y creó una empresa maderera y de explotación minera en la segunda mitad del siglo XIX, desde donde comenzó a saquear las reliquias de Machu Picchu con el conocimiento del Gobierno de aquel entonces.

Mould también adelantó la existencia de otros mapas fechados en 1870 y 1874, respectivamente, y que considera "una prueba irrefutable de que Machu Picchu estaba totalmente integrado en el Perú republicano".

El mapa de 1870 fue trazado por el estadounidense Harry Singer para promover la inversión minera en la zona, y el de 1874 fue hecho por el ingeniero alemán Herman Gohring por encargo del gobierno peruano y señala claramente a Machu Picchu y a la montaña vecina Huaina Picchu.

Ahora que ha pasado un siglo, y con el pleno reconocimiento mundial, existe consenso en que Bingham no fue el descubridor, pero sí fue la primera persona que supo darse cuenta de la importancia histórica y cultural de la ciudadela que sería considerada una de las Siete Nuevas Maravillas del Mundo.

Tres arqueólogos narran la historia detrás del mito de Machu Picchu

Son los responsables de las investigaciones que se realizan en la ciudad sagrada inca. Dicen que falta mucho por investigar: se ha excavado no más del 20% del complejo.
NELLY LUNA AMANCIO
Enviada especial

Y yo me moriré porque no me basto.
Pero tú vives, Machu Picchu
MARTÍN ADÁN

CUSCO. Todas las mañanas las aves trinan en Machu Picchu. Benjamín Castro, el joven arqueólogo de la ciudad sagrada, las puede identificar por sus sonidos. A esas horas, un manto de nubes baja desde las montañas e impone un paisaje sobrenatural, conmovedor. “Yo me puedo imaginar al Inca Pachacútec caminando con su corte en el Templo del Sol”.

Como la mayoría de cusqueños, Benjamín llegó por primera vez a este lugar con una visita escolar. Tenía 14 años. “En Cusco vemos muchas construcciones de piedra, pero esto nos impresionó”. Tal vez en ese momento, sin saberlo, decidió convertirse en arqueólogo. Benjamín habla despacio, sonríe poco, camina rápido. Conoce cada espacio de Machu Picchu: incluso sus imperfecciones.

Nos lleva hacia un lugar prohibido para turistas y muestra una construcción, cerca del Templo del Sol. “Aquí los incas comenzaron a construir una habitación, levantaron una pared, pero no la terminaron, la ocultaron y construyeron otra sobre ella. Todo indica que hasta ellos se equivocaban”. Eso cree, y asegura que falta investigar mucho más. “Hay cosas que recién estamos conociendo”.

El año pasado los arqueólogos de Machu Picchu excavaron en la zona que Hiram Bingham llamó el cementerio. No encontraron restos óseos sino ofrendas. Se trataba en realidad de una plaza ceremonial. Hasta allí llegaban pobladores de diferentes partes del Tahuantinsuyo y ofrecían una pequeña piedra tallada como ofrenda. “Así se supo que la enorme roca que se encontraba en el lugar no era una piedra de sacrificio, sino una huaca”, explica Benjamín, aunque, unos metros más allá, los guías sigan contando la alucinante historia de los sacrificios humanos que sobre esta roca se habrían realizado.

Recorrer los caminos de Machu Picchu con un arqueólogo residente permite explorar los secretos más íntimos e inaccesibles de la ciudad sagrada de los incas. Una es la historia para el turista, otra la que los arqueólogos como Benjamín cuentan, despercudidos del mito y las exageraciones de la industria turística. El arqueólogo se ríe también cuando los guías colocan una brújula sobre una piedra, cerca del Templo de las Tres Ventanas, y dicen que ese lugar marca con exactitud los puntos cardinales. “Se pasan, eso ni siquiera se ha investigado”.


LA PIEDRA DE PIEDAD
Piedad Champi, la arqueóloga cusqueña residente en Machu Picchu desde el 2007 también ríe. “Algunos guías dan por sentado cosas que apenas se están investigando”. Se refiere a la roca sagrada, esa enorme y bella piedra que mira hacia la cordillera de Vilcabamba, y que los guías llaman maqueta porque su perfil coincide con los picos de montaña.

– ¿Cuánto falta por investigar en Machu Picchu?

– ¡Uy!, bastante.

Pese a los enormes recursos que se recaudan por los ingresos a Machu Picchu y al resto de complejos arqueológicos del Cusco, la inversión en investigación es todavía ínfima. Solo se ha excavado en el 20% de la ciudadela.

En el 2010, de los 40 proyectos financiados por la Dirección Regional de Cultura en toda la región Cusco, solo 20 correspondían a investigaciones arqueológicas. Dos de ellas, en Machu Picchu. Una cifra inadmisible si se tiene en cuenta que en toda la región hay 5.000 zonas arqueológicas. A esto se suma la pesada burocracia estatal. Los últimos días de mayo no había un solo proyecto de investigación arqueológica en marcha: el Ministerio de Cultura aún no aprobaba los financiamientos.

Pero eso no entristece a Piedad Champi. “Es imposible estar triste aquí. Machu Picchu te carga de buena energía, yo sí lo creo, cuando estoy acá no me siento cansada”. Machu Picchu fue construida sobre el batolito de Vilcabamba, una gigantesca roca que une la cadena montañosa que rodea la ciudadela. Las piedras graníticas –como cada uno de los miles de bloques que se usaron para construir esta ciudad– están compuestas hasta en una tercera parte de cuarzo. “El cuarzo es un catalizador de energía”, dice Piedad Champi.


CAMINANTE DE HISTORIAS
Hace 16 años que Fernando Astete recorre los caminos de Machu Picchu con la misma fascinación del estudiante de arqueología que la visita por primera vez. Si hay alguien que puede andar en la ciudad inca con los ojos vendados, es él. “Creo que hasta podría dibujarla de memoria”, precisa el jefe del parque arqueológico, el jefe de Piedad y Benjamín.

Astete está convencido de que Machu Picchu era un centro administrativo, político y religioso, con plazas, canchas, centros ceremoniales, huacas, depósitos, zonas agrícolas y viviendas. Ocho caminos incas atravesaban esta ciudad cuya construcción la inició Pachacútec y continuó su hijo Túpac Yupanqui. “Si la catedral del Cusco se hizo en 100 años, y ya estaban las piedras, mucho más se habrán tardado en levantar Machu Picchu”.


¿Qué queda de lo dicho por Hiram Bingham? “Solo los nombres de los lugares, porque sus hipótesis han cambiado radicalmente. Él decía, por ejemplo, que los hermanos Ayar habían salido por el Templo de las Tres Ventanas”. Fernando Astete sonríe. Y es que de Machu Picchu se ha dicho y escrito mucho. Él, Benjamín y Piedad lo saben. Hace ya unos años se dijo, por ejemplo, que la ciudad se estaba hundiendo. Vinieron entonces italianos, canadienses, chinos, checos, eslovenos. Cada uno trajo su tecnología y sus profesionales. Al final, descartaron esa posibilidad. El batolito de Vilcabamba estaba firme e incólume. La perpetuidad yace en estas piedras.

10 lugares más enigmáticos de Machu Picchu


stando en Machu Picchu hay ciertos lugares y monumentos por los que no debes dejar de pasar. Estos lugares son especiales, pues han hecho de la ciudadela una de las maravillas del mundo. El Comercio hizo una interesante lista sobre esto.
1. El torreón
Es uno de los trabajos más finos de piedras de Machu Picchu. Mide tres metros de altura y se encuentra construido sobre un bloque de granito. Se dice que fue una especie de templo consagrado a la observación astronómica.
2. El templo de las tres ventanas
En lo más alto de la plaza sagrada se encuentra el grupo más importante de templos. Ahí se encuentra el templo de las tres ventanas, una construcción con tres “ventanas” de forma trapezoide, desde las cuales se tiene una maravillosa vista de las montañas.
3. Intihuatana
Es uno de los lugares más conocidos de Machu Picchu. Se trata de una piedra labrada a la que se ha atribuido funciones de reloj solar. Su nombre significa “lugar donde se amarra el sol o donde se da bien el sol”. Algunos estudios dicen que esta piedra controlaba algunos fenómenos meteorológicos relacionados con la fertilidad del ganado y de los apus.
4. La roca ceremonial
Es un monolito considerado como un objeto de culto. Se halla frente a las grandes montañas del lugar. Es un monumento tan perfecto que parece no haber sido hecho por la mano del hombre.
5. Recinto de los morteros
Es una habitación donde se encuentran dos fuentes de piedra. Estas eran utilizadas en ceremonias, pues en ellas, que estaban llenas de agua, se reflejaba el cielo.
6. Ave de piedra
Uno de los monumentos más singulares. Se trata de una piedra en forma de alas extendidas. Frente a ella hay una fuente con una piedra tallada en forma de cabeza de ave.
7. La entrada al bosque
Entrar a la Reserva Ecológica de Machu Picchu es uno de los mejores espectáculos de este viaje. Una mezcla de la más impresionante selva y cordilleras andinas. Los visitantes se quedan anonadados al ver este paisaje y eso que aún no han visto nada.
8. Caminos entre nevados
Uno de sus mayores atractivos científicos es la diversidad de pisos ecológicos, que van desde los 1.700 m.s.n.m. hasta los 6.271 m.s.n.m. El punto más alto es la impresionante cumbre del nevado Salcantay.
9. Rutas de Piedra
Tomar rutas alternas, de pie, es otra de las mejores experiencias del viaje a Machu Picchu. Una de ellas es el famoso Caminos del Inca, por donde los antiguos habitantes llegaban. Durante este trayecto se pasa por bellos complejos como el de Huiñay Huayna.
Otra ruta es bajar desde el nevado Salcantay, entrando poco a poco en la selva. Al final de este camino encontramos construcciones incas de piedras cubiertas por la naturaleza.
10. Residencia real
Es la construcción destinada a vivienda más grande y con mejor distribución de todo Machu Picchu. Tiene una puerta de acceso a la fuente principal y al Templo del Sol. Tiene habitaciones con grandes monolíticos y piedra excelentemente labrado. Además, incluye in cuarto de servicio con una puerta que accede a un canal de desagüe. Tiene una terraza con una vista excepcional de Machu Picchu.

miércoles, julio 13

Machu Picchu alberga cóndores, alpacas y llamas que sólo aparecen bajo el sol

Los constructores de la ciudadela incaica de Machu Picchu, al sureste de Perú, dejaron plasmados los dibujos de cóndores, alpacas y llamas en su estructura, que sólo pueden ser vistos bajo los rayos del sol y en determinadas fechas del año.
Hace más de 600 años, los artífices de la ciudadela incaica "se guiaron por los astros, las montañas y los ríos" para elegir el lugar exacto de la construcción de Machu Picchu, pues se trataba de un lugar "estratégico" para los incas, relató a Efe el investigador Zadir Milla.
De acuerdo a los vestigios hallados en Machu Picchu, uno de los principales usos de la ciudadela era el "culto a la tierra" porque en sus 1.000 metros de andenes (graderías) los incas desarrollaron un centro de investigación para el mejoramiento de semillas y cultivos, indicó Milla.
En segundo lugar, agregó el semiólogo peruano, el santuario arqueológico era "un centro de peregrinaje" donde se enseñaba el cosmos a una élite y era también "un observatorio astronómico".
"La cultura andina es cosmocéntrica, donde todo forma parte de una armonía integrada y los seres constituyen una familia", indicó Milla, autor de la investigación "El código secreto de Machu Picchu".
En tal sentido, Machu Picchu fue una escuela para que sus gobernantes se preparasen en el conocimiento del universo y la única forma de hacerlo era verlo en movimiento, entre las montañas, en las diversas estaciones del año y bajo los astros.
"Nuestros ancestros han sido tan fuera de serie, respecto a lo que sabemos, que han creado un espacio cuya imagen va cambiando en el transcurso del año", afirmó Milla.
Cuando uno ve la ciudadela arqueológica desde la altura, puede observar que la montaña de Machu Picchu tiene la forma de un cóndor con las alas abiertas, ave que en la cosmovisión andina representa al sol, el dios creador de la vida y la fecundación.
Asimismo, la parte alta del Huayna Picchu, otra montaña que rodea el lugar, tiene la forma de una llama mirando al cielo, que representa a la tierra.
"Hay un lugar dentro de la ciudadela al que le llaman las cárceles (porque parecen tres celdas de piedra) que se encuentra sobre una escultura de un cóndor elevando el vuelo, y al pie de este cóndor hay una mesa ceremonial de piedra que también refleja a la misma ave a la altura del templo a Huiracocha (dios de las varas)", indicó.
Estas imágenes pueden verse con la luz del sol del mediodía los 21 de junio, pero el templo de Huiracocha tiene también una serpiente enrroscándose, esculpida en piedra, que sólo puede verse claramente bajo el sol a partir del 30 de octubre.
Milla relató que hay otro ambiente llamado los ojos que lloran, también conocida como la sala de los espejos astronómicos, donde a través de una ventana se refleja la luz del equinoccio los días 23 de marzo, 21 de junio y 21 de septiembre.
Según el investigador, cada zona de Machu Picchu, formada por distintos templos, era visitada en distintas épocas del año y, por tal motivo, dibuja imágenes diferentes en momentos distintos.
"Son espacios de interactividad para la gente que venía", apuntó.
El templo del sol, por ejemplo, tiene una mesa ceremonial al centro, que cada 21 de junio, recibe la luz solar por una ventana que cae sobre la cabeza de una escultura de cóndor, el máximo momento en esa fecha festiva para el mundo andino.
Milla alertó, sin embargo, que la ciudadela de Machu Picchu, que el próximo 7 de julio celebrará los actos del centenario de su "descubrimiento" por el explorador estadounidense Hiram Bingham, ha perdido desde 1976 una de sus piezas escultóricas más representativas, un gran lanzón de piedra o "huanca", que marcaba el cruce de dos ejes muy importantes.
Según el investigador, la enorme pieza fue removida de la explanada de la ciudadela para que el rey Juan Carlos I aterrizara en un helicóptero para visitar Machu Picchu, pero no se colocó nuevamente en su lugar y se mantiene oculta.

Prensa internacional se rindió ante Machu Picchu

Las más importantes cadenas de noticias, diarios y canales de televisión internacionales brindaron una amplia cobertura a los festejos por el centenario de Machu Picchu para el mundo y destacaron majestuoso espectáculo montado en la ciudadela incaica, informó la comisión de alto nivel encargada de las celebraciones.
Prensa internacional se rindió ante la majestuosidad de Machu Picchu Foto: Andina

La admiración fue expresada tanto por el concierto de la mañana como por el de la noche del jueves, así como lo que se vivió en las diferentes plazas de la ciudad de Cusco, abarrotadas por pobladores y turistas nacionales y extranjeros.
La BBC de Londres propaló un extenso reportaje sobre la ceremonia matutina en Machu Picchu y ponderó la actuación de 200 artistas cusqueños que escenificaron el Tinkay, en la que los apus le solicitaron permiso al inca Pachacutec para construir la ciudadela.
La cadena inglesa también se refirió a la jornada nocturna en Machu Picchu, donde tuvo lugar el espectáculo de luz y sonido montado por el cineasta peruano Luis Llosa, en el que por primera vez, desde su descubrimiento científico, la ciudadela apareció totalmente iluminada ante el mundo.
Igual de elogiosos fueron los comentarios difundidos por el diario La Nación de Chile que destacó lo impresionante del espectáculo de luces, así como la agencia AFP que describió como “momento culminante” la aparición de la cantante Tania Libertad elevada en una plataforma.
ABC también se ocupó del centenario de la ciudadela y Univisión reprodujo el cable de AFP donde los turistas declaran que ha sido una experiencia inolvidable escuchar Alturas de Machu Picchu interpretado por el grupo Los Jaivas.
La agencia internacional Europa Press dedicó espacio a las festividades por Machu Picchu y publicó en su página web impresionantes fotografías de la ciudadela mostrándola en todo su esplendor, sobre todo cuando apareció totalmente iluminada.
En tanto que la agencia EFE dio una amplia cobertura de fotos e información sobre las ceremonias de la mañana a la que asistió el mandatario de Estado y la ceremonia nocturna que iluminó la ciudadela con un juego de luces multicolor.
En Chile tuvieron gran acogida las celebraciones. El diario El Mercurio hizo eco de la fiesta vivida en la ciudadela y en todo Cusco, que calificó de impresionantes. Destacó, además, la participación de Los Jaivas y aplaudió el concierto de gala que ofrecieron en las Alturas de Machu Picchu, álbum musical que grabaron hace 30 años inspirados en un poema del también chileno Pablo Neruda.
Los diarios ecuatorianos El Tiempo y Hoy, además del colombiano Observador, también informaron sobre lo ocurrido y destacaron la importancia del centenario de la ciudadela.
Igualmente publicaron fotos sobre el espectáculo en Machu Picchu y no ocultaron su admiración por la joya arquitectónica peruana, maravilla mundial y declarada por la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Las ceremonias realizadas en la cima de la ciudadela fueron vistas a través de streaming en la web de Machu Picchu 100 años, PromPerú y por más de 20 cadenas internacionales que transmitieron la señal en vivo de TV Perú.
Fuente: Andina

Machu Picchu: gigante de piedra

Santuario histórico, ciudadela natural. Una de las siete maravillas del mundo. El sitio por el que Perú es conocido está enclavado entre montañas, a 500 kilómetros de su capital.

Perú celebró el pasado jueves que hace 100 años Machu Picchu fue revelado al mundo. Lo hizo con una fiesta en las ruinas que son a la vez la imagen internacional de Perú y la encarnación de la identidad peruana.

El Gobierno de ese país bautizó oficialmente 2011 como “el año del descubrimiento de Machu Picchu para el mundo”, y durante meses han realizado desde exhibiciones de ajedrez con las ruinas de fondo hasta visitas de estrellas de Hollywood.

Machu Picchu recibe cerca de 800.000 visitantes en 2010, lo que supone 70% de los ingresos turísticos de Perú. Esa es una buena razón para preservarlo y cuidar hasta el mínimo detalle su imagen internacional.

“Puede ser que uno no conozca Perú, pero siempre habla de Machu Picchu como uno de los puntos más importantes de Suramérica”, opinó el director de ese Parque Arqueológico, Fernando Astete.

Otra muestra de la importancia del lugar es la fecha elegida para las celebraciones. En vez del 24 de julio, día en el que el estadounidense Hiran Bingham llegó a ese monumento natural en 1911, el Gobierno decidió festejar el 7 de julio, cuando la ciudadela inca fue elegida como una de las siete maravillas del mundo.
Pero Machu Picchu no es sólo la principal imagen por la que Perú es conocido en el exterior.

También es para muchos peruanos un orgullo en el que les gusta verse reflejados. “Es el ícono, la maravilla, la identidad no sólo del poblador cuzqueño sino de todos los peruanos”, afirmó Luis Flórez, alcalde de Cuzco, puerta de entrada a Machu Picchu.

La fiesta central por el centenario contó con danzas y música tradicional de la sierra peruana. Uno de los discursos fue en idioma quechua por el presidente de la Academia Mayor de la Lengua Quechua, Fernando Hermosa, reivindicando la esencia andina.

“Este patrimonio de la humanidad es un privilegio para los cuzqueños”, dijo Flórez.

Maravilla natural
Machu Picchu permaneció oculto al mundo hasta 1911, cuando el explorador y académico Hiram Bingham llegó al lugar y publicó su hallazgo. No obstante, existen indicios de que un peruano ya había encontrado el sitio -construido en el siglo XV- en 1902.

La ciudadela está enclavada entre montañas de la selva de Cuzco, a unos 500 kilómetros al sureste de Lima. Desde allí, el gigante rocoso de inexplicable ingenio arquitectónico mira al mundo. La Unesco lo declaró en 1983 Patrimonio de la Humanidad, como parte de un conjunto cultural y ecológico llamado Santuario Histórico de Machu Picchu.

Una mirada a Machu Picchu
El enigma y la majestuosidad de la arquitectura y el paisaje ha cautivado a millones de viajeros que desde hace un siglo han visitado la ciudadela inca de Machu Picchu, lo cual paradójicamente significa también una latente amenaza para la conservación.

En el marco del centenario, el gobierno enfrenta el riesgo de un desgaste de sus piedras milenarias por el masivo flujo turístico.

En 2007 Machu Picchu fue elegida entre las siete nuevas maravillas del mundo moderno en una votación mundial por Internet.

A la ciudadela inca ingresan diariamente un promedio de 1.800 personas y el máximo permitido por las autoridades es 2.500 personas.

Machu Picchu, un templo a cielo abierto

Antiguamente, no cualquiera ingresaba a Machu Picchu. La sacerdotisa Payán se ubicaba a la entrada de la ciudad sagrada, por el Camino del Inca, y con una simple mirada determinaba quién estaba preparado para entrar y quién no.

En ese sentido, no han cambiado las cosas. A la recóndita Ciudad Perdida de los Incas, en Perú, sólo se llega en "peregrinación", ejercitando el corazón para "ver" lo que es invisible a los ojos. De lo contrario, sólo se encontrarán las ruinas de una gran civilización.

Al entrar al complejo Machu Picchu por unos modernos molinetes -que no dejan pasar más de 500 personas por día- todos los malestares físicos y las complicaciones del viaje desaparecen como por arte de magia. Los Apus o Guardianes (las montañas) parecen estar esperando al visitante, que es recibido con una caricia de brisa fresca.

¿Por qué se siente uno tan bien en ese lugar? "Porque los maestros crearon este centro religioso en base a la geometría sagrada. Machu Picchu es un gran mandala en movimiento, cuyos triángulos, rombos y cilindros van cambiando y vibrando de un modo especial. Es energía positiva que trabaja en espirales, en ondas, vibrando de acuerdo con el momento de cada persona, como si fuera un cuerpo humano, muy complejo", explica el chamánGermán Santos Miranda Miranda, hundiendo su mirada oscura y brillante en los ojos de cada peregrino que lo escucha.

Por las caminerías, como si fueran hormigas, se ven jóvenes y viejos subir o bajar los miles de escalones de piedra sin demostrar mucho esfuerzo. Aunque es invierno, el sol obliga a sacarse la campera. Quien no se ha puesto pantalla solar siente que le arde la nariz, pero nadie se detiene porque a las cinco de la tarde se cierran las puertas.

Montaña vieja

Nadie sabe cuál era el nombre de la Ciudad Perdida. Hace 100 años, cuando Hiram Bingham la descubrió gracias al dato que le dio un campesino a cambio de un sol (la moneda peruana), sólo se le ocurrió bautizarla Machu Picchu, que en quechua significa "montaña vieja", porque era la más baja del cordón montañoso, es decir, la más antigua.

Machu Picchu es mucho más que eso. Es un centro de formación espiritual, donde la energía vibra en cada piedra. "Tiene siete centros de poder que corresponden a los siete chakras (ahora se descubrió que son nueve) que recorren la columna vertebral desde la cabeza hasta el final", ilustra el chamán. Las estrellas de Hollywood buscan este lugar para energizarse. LA GACETA, que viajó en el grupo conducido por el guía espiritual Roberto Pérez, casi se cruzó con el actor JimCarrey.

¿Qué se siente ? La cordobesa Marita Herlein toma aire y responde: "energía ..., mucha energía que palpita en los santuarios, que se mete en nuestras células, que te hermana con la naturaleza, te une al ser supremo, te invita a la comun-unión con todo lo creado..."

Aún hoy los habitantes del Perú suelen dejar su acullico de coca como ofrenda a la Pachamama. Germán advierte al grupo: "no se preocupen, también a ustedes, peregrinos, la Madre Tierra los reconoce al andar por el aliento".

Fuente: La GACETA
Autor: Magena Valentié

lunes, julio 4

Machupicchu: En el reino del sol

Machupicchu,ciudadela inca asentada en la cresta de una montaña infranqueable del cañón del Urubamba, celebra 100 años de su descubrimiento científico. Los españoles nunca supieron de esta obra maestra. Esta crónica resume lo vivido en el recibimiento del solsticio, y el inicio del año andino, con un recorrido por sus templos, plazas, palacios e impecable zona agrícola.
Por Juan Carlos Soto
Fotos Julio Angulo

Un año nuevo en Machupicchu

En Machupicchu pueblo, el bramido del río Urubamba se impone soberano. En el día, compite con los bocinazos de los trenes, la bulla de los negocios de artesanía y souvenirs. En la noche es música de fondo para dormir. Cinco de la mañana, el despertador me acuchilla el tímpano. Sonámbulo, apago este odioso verdugo de sueños y pesadillas. Las espumosas corrientes estrellándose contra los peñascos me devuelven el don de ubicuidad. Estoy en Machupicchu o Aguas Calientes, pueblo asentado a la margen derecha del Urubamba y emergido a la sombra del turismo, pero entre el caos y el peligro. Los desbordes y huaicos en tiempo de lluvias amenazan barrer sus hoteles, restaurantes y todo aquel servicio destinado al turista.

Ascenderemos a las ruinas en una camioneta del Ministerio de Cultura. Es una mañana despejada, pero húmeda. Los dos días anteriores a nuestra estancia, 20 y 21 de junio, nubarrones han aguado la fiesta al sol. No pudo brillar en el inicio del nuevo año andino, el solsticio.



“Vamos rápido, hoy tendremos suerte, habrá solsticio” me dice Benjamín Castro, uno de los arqueólogos a cargo de la custodia.
Cruzamos el río por un puente seguro. El cauce que desafió hace 100 años Hiram Bingham, arrastrándose por unos troncos de madera tendidos de banda a banda. Esas aguas que se tragaron a Agustín Lizárraga, cuando iba a Machupicchu. ¿Castigo para el hombre que escribió en los muros de Tres Ventanas: Lizárraga, 1902 para la posteridad?

Serpenteamos la carretera dejando una estela de polvo. En la ciudadela, una nube de turistas ametralla con sus flashes el Intihuatana, el reloj solar de formas piramidales con un torreón que marca las coordenadas este, oeste, norte y sur. Son las siete y veinte de la mañana, el sol asoma brillando por las montañas de enfrente, en el flanco oriental. En distintos idiomas, los guías señalan que los rayos se alinearán y dibujarán un triángulo dorado sobre una piedra ubicada al costado del gran artefacto. La geometría de luz se delinea perfecta sobre una piedra que tiene un ojo de pez. Hay ajetreo para captar la imagen. Los visitantes gozan con este momento mágico. Signo del nuevo año andino, como lo es para la actual civilización el 1 de enero. El ojo de pez no tiene ningún significado, dice el jefe del parque arqueológico de las ruinas, Fernando Astete Victoria, y confiesa que esa figura la talló hace 40 años un trabajador. Los guías venden el mito que lo hicieron los incas.

El espectáculo de la piedra

Trepamos por un camino al Intipunku, la puerta del Sol, con el corazón en la boca y disolviendo la grasa por los poros. Allí hay unas ruinas que más parecen un mirador que un palacio en homenaje a la máxima deidad inca como lo promocionan algunas agencias de viaje. Esta tesis también la desbarata de plano Fernando Astete.

Desde aquí la ciudadela se asemeja a una acuarela pintada con la mano de Dios. La zona agrícola marcada por su fina andenería, la zona urbana pétrea y al fondo el cono verde de Huaynapicchu.

Benjamín Castro cuenta del shock emocional de algunos turistas con estas imágenes. Tiene el recuerdo vivo de un colombiano llorando de emoción, “siempre soñé estar acá” dijo. O de esa japonesa que trepó hasta el Huaynapicchu y en la cima dispersó las cenizas de su esposo, tal como éste lo deseó en vida. “Venía todos los años desde Asia y arrojaba una rosa donde volaron las cenizas”. Pero los temperamentos no son los mismos. Otros visitantes de espíritu ligero y menos mágico tocan las piedras con las manos, se suben a los muros, arrojan basura y hablan gritando por celular, como lo hace esta mañana un peruano que camina junto con nosotros.

Descendemos a la casa del guardián, vivienda rústica con techo a dos aguas y forrada con paja. Otro estupendo mirador. Sitio estratégico de los incas para controlar el ingreso a la ciudad. La andenería cae a nuestros pies, obra de ingeniería para domar la tierra en su versión más fiera. El sol penetra como láser sobre la piel. Los turistas que a diario llegan, en un promedio de 2,000, se protegen de la radiación con bloqueadores y sombreros. Machupicchu parece una torre de babel, se habla en todas los idiomas: ruso, francés, alemán, chino mandarín, japonés, portugués, etc.

Entramos a la ciudadela por la puerta principal, un marco de bloques de piedra finamente pulidos. Lo que sigue son construcciones rústicas de piedra con adobe. Pudieron ser almacenes, talleres o tambos donde dormían los forasteros. En la plaza de la ciudadela, dando la vuelta nos topamos con un palacio en cuyo muro hay una piedra con 32 ángulos. Dentro del local, dos españoles explican que hasta el susurro de una palabra en una hornacina se escuchará en la del frente como si las piedras tuviesen vasos comunicantes entre sí. “Eres un capullo” dice uno y el otro en el otro lado admite haberlo escuchado. Fernando Astete lo atribuye a que no hay fisura entre piedra y piedra. Y esa es la característica de la arquitectura inca, bloques inmensos calzados con precisión de cirujano. En las ranuras no entra un alfiler.

En la Plaza Sagrada destaca nítidamente el templo de las Tres Ventanas, una colosal construcción rectangular de piedra de granito blanco pulida. La montaña proveyó una generosa cantera para levantar estos edificios. Descendemos por una gradería tallada sobre rocas. Iremos al Templo del Sol, este monumento fue clave, Bingham identificó en él características parecidas con el Coricancha del Cusco.

La casa del Inca y la Ñusta, las piletas por donde discurren chorros de agua, el templo del cóndor, cierran este recorrido. En la montaña el sol se oculta temprano, hoy no es la excepción. A las cinco de la tarde cerrarán las puertas del santuario. Abajo el Urubamba es una hilera silenciosa que acordona la montaña. Acá su ruido no es soberano, sino estas piedras artísticamente trabajadas, con la paciencia de un poeta a la hora de pulir la palabra. Estamos en el reino del dios Sol.

¿Qué fue Machupicchu?


Fernando Astete señala que fue una ciudad nexo entre la selva y los Andes peruanos. Se edificó en el gobierno de Pachacútec y su construcción demoró por lo menos 100 años. La obra está inconclusa, prueba de ello algunos bloques cortados de la roca madre y palacios que se abandonaron a medio hacer.

Según Astete, en la ciudadela se estima vivieron unos 500 habitantes, que huyeron probablemente a Vilcabamba detrás del Inca. No se sabe porque los españoles nunca la descubrieron, si ellos también enrrumbaron en busca de las últimas huestes incas y pasaron por la otra banda con sus caballos. Es un misterio que hasta ahora es indescifrable.

Datos

699 mil turistas arribaron el año pasado a la ciudadela inca, doscientos mil menos que el 2009 por las lluvias.

2007 la ciudadela fue declarada maravilla del mundo moderno, lo que contribuyó al incremento del flujo turístico en Cusco.